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𝐄𝐋 𝐃𝐎𝐍 𝐃𝐄 𝐓𝐎𝐃𝐀 𝐌𝐔𝐉𝐄𝐑.

Un hombre llama a su esposa desde el trabajo y le dice....
'Querida, el Jefe me pide que lo acompañe a pescar a Canadå con algunos clientes muy importantes.... Nos vamos una semana y ésta serå una muy buena oportunidad para conseguir mi tan ansiada promoción.
No te olvides de meter suficiente ropa para una semana, ademĂĄs de la caña de pescar y la bolsa con los anzuelos, que cuando salga de la oficina lo paso a buscar... ¡Ah... y no te olvides de incluir mi pijama de seda azul!
La esposa piensa que esto suena un 'poquito' extraño... y que era de lo mås llamativo que necesitase un pijama tan lujoso para una excursión de pesca, pero como buena esposa hizo lo que su marido le pidió.
Una semana después regresa el marido.. un poco cansado...pero contento.
La esposa le da la bienvenida y le pregunta... ¿Pescaste mucho??
- ¡Ufff!... - contesta Ă©l - No dejamos una trucha ni para muestra.
Pero... ¿Por quĂ© no metiste mi pijama azul , como te pedĂ­?
Y la mujer le responde...
- SĂ­, sĂ­ que lo hice...
- No,- responde él- miré bien y no estaba.
Ella le responde:
- Lo habrĂ­as visto si hubieras abierto la caja de pesca...
LA INTELIGENCIA ES ALGO QUE SE ADQUIERE POCO A POCO Y CON SACRIFICIO
MORALEJA:
Cuando un hombre va con la fruta, la mujer ya viene con la mermelada,
asĂ­ que no te la tires de vivo.
EnvĂ­alo a mujeres con cabeza y a hombres... que sepan reĂ­r......


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UN DÍA BAJÉ A MI HIJA Y YA NUNCA LA VOLVÍ A CARGAR.

La carguĂ© cuando se habĂ­a lastimado. La carguĂ© cuando estaba emocionada. La carguĂ© cuando estaba cansada. La carguĂ© cuando aĂșn era demasiado pequeña para ver lo que yo podĂ­a ver. Y de pronto un dĂ­a la bajĂ© y ya no la volvĂ­ a cargar. Un dĂ­a, sin darme cuenta... ella se hizo grande. Demasiado grande para caber en mis brazos. Demasiado grande para descansar en mi. Un dĂ­a la bajĂ© y ya no la volvĂ­ a cargar. Un dĂ­a, sin darme cuenta ella se hizo fuerte. Lo suficientemente fuerte para seguir adelante aunque estuviera cansada; lo suficientemente fuerte para calmar su propio dolor. Un dĂ­a la bajĂ© y ya no la volvĂ­ a cargar. Un dĂ­a sin darme cuenta, ella ya podĂ­a ver lo que yo podĂ­a ver. Ella podĂ­a ver por encima de la gente. Ella podĂ­a ver sin mi ayuda. Un dĂ­a la bajĂ© y ya no la volvĂ­ a cargar. El dĂ­a que la bajĂ©, yo no sabĂ­a que serĂ­a el Ășltimo. HabĂ­a sido una rutina que hicimos miles de veces. Y lo cierto es que ella aĂșn me necesita para guiarla a travĂ©s de la vid