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𝐍𝐎 𝐓𝐄 𝐄𝐐𝐔𝐈𝐕𝐎𝐐𝐔𝐄𝐒

No te confundas querido, no me muero por meter un hombre ni en mi cama, ni en mi vida, el que no tenga un compañero en mis días no significa que estoy sola, mi vida no gira en torno a un hombre, tengo amistades, y seres queridos, tengo planes, tengo metas, tengo sueños.
Me amo y valoro; no te confundas querido no soy frĂ­a, ni insensible, claro que deseo compartir mi corazĂłn con alguien algĂșn dĂ­a, lo que no tengo es prisa, puede ser mañana, pasado, en unos meses o tal vez años, incluso podrĂ­a ser hoy mismo o quizĂĄs nunca.
Lo que no tengo es ganas de conformarme con "quien sea" por temor a la soledad, el problema es que la gente no sabe estar sola, no disfruta estar consigo mismo, y ese afĂĄn de llenar vacĂ­os con cualquiera, con una prisa insaciable y desesperada por encontrar el amor, como quien estĂĄ a punto de perder el vuelo en el aeropuerto, ¿porquĂ© tanta prisa?
Por qué no esperar pacientemente, mientras se cultivan a sí mismos, se cuidan y se aman, cuando alguien se acerque y toque su alma de manera especial, estén completamente listos para amar, no te confundas querido no es egolatría, ya sufrí demasiado, no estoy para que me elijan, estoy para elegir. "Si de amor propio se tratase, todos conoceríamos la felicidad".

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UN DÍA BAJÉ A MI HIJA Y YA NUNCA LA VOLVÍ A CARGAR.

La carguĂ© cuando se habĂ­a lastimado. La carguĂ© cuando estaba emocionada. La carguĂ© cuando estaba cansada. La carguĂ© cuando aĂșn era demasiado pequeña para ver lo que yo podĂ­a ver. Y de pronto un dĂ­a la bajĂ© y ya no la volvĂ­ a cargar. Un dĂ­a, sin darme cuenta... ella se hizo grande. Demasiado grande para caber en mis brazos. Demasiado grande para descansar en mi. Un dĂ­a la bajĂ© y ya no la volvĂ­ a cargar. Un dĂ­a, sin darme cuenta ella se hizo fuerte. Lo suficientemente fuerte para seguir adelante aunque estuviera cansada; lo suficientemente fuerte para calmar su propio dolor. Un dĂ­a la bajĂ© y ya no la volvĂ­ a cargar. Un dĂ­a sin darme cuenta, ella ya podĂ­a ver lo que yo podĂ­a ver. Ella podĂ­a ver por encima de la gente. Ella podĂ­a ver sin mi ayuda. Un dĂ­a la bajĂ© y ya no la volvĂ­ a cargar. El dĂ­a que la bajĂ©, yo no sabĂ­a que serĂ­a el Ășltimo. HabĂ­a sido una rutina que hicimos miles de veces. Y lo cierto es que ella aĂșn me necesita para guiarla a travĂ©s de la vid