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Locos De Amor

Terminamos de hacer el amor y como
De costumbre, le di un beso en la frente,
Uno en la mejilla y uno mas apasionado
En su boca; nos miramos fijamente y
Cuando, estaba por quitarme de encima,
De ella; me abrazo y me dijo no te salgas
Quédate así, quiero seguir sintiéndote
Dentro de mi.
Sentí una contracción, en sus muslos wow!
Que linda sensaciòn apreto mi ser con mucha
Ternura, que desperto mi deseo otra vez y
La bese, tan apasionado que su cuerpo vibro
Su piel se erizo.
Yo seguia ahí dentro, de ese oasis de placer
Mas firme que un coronel y listo para la siguiente
Batalla... Me empeze a mover y ella también era,
Un vaiven entre sus caderas y su cintura que,
Manera, de moverse.
Y que manera, de disfrutar gemia de una manera
Sin igual y su humedad me tenia empapado de,
Felicidad; le di mas intensidad, a los movimientos
Y ese sonido, del choque de dos cuerpos dándose
Amor se oía cada vez mas fuerte.
Rebotaba una y otra vez perdiendome en su ser
Que con ternura recibia mi hombría y lo apretaba
Con ternura, que delicia y placer sentir con que,
Deseo lo tomaba y en su vientre anidaban mis,
Ganas y mis deseos que ella provocaba.
Estabámos locos de placer, ella gemia y suspiraba
Yo le decía al oído, lo que estaba sintiendo, sin dejar
De recordarle, ese te amo en cada embestida
Pasión desenfrenada y sexo salvaje, se volvio aquel
Hermoso encuentro de amor... Donde hubo,
Rasguños y nalgadas.
Fue así tan diferente despues de hacer el amor
Terminamos follando, como locos... Como dos,
Amantes desesperados despues de tanto tiempo
De desearse y con ganas de arrancarnos la piel
Y dejar marcados nuestros cuerpos con la pasión
Y dejar embarrada, en nuestra piel el aroma
De la seducción.
Fuimos dos locos amandonos con desenfreno
Y con deseos de acabar el uno con el otro y
De arrancar hasta la ultima gota de néctar
Y dejar satisfechos nuestros cuerpos y
Agitados nuestros corazones...

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UN DÍA BAJÉ A MI HIJA Y YA NUNCA LA VOLVÍ A CARGAR.

La cargué cuando se había lastimado. La cargué cuando estaba emocionada. La cargué cuando estaba cansada. La cargué cuando aún era demasiado pequeña para ver lo que yo podía ver. Y de pronto un día la bajé y ya no la volví a cargar. Un día, sin darme cuenta... ella se hizo grande. Demasiado grande para caber en mis brazos. Demasiado grande para descansar en mi. Un día la bajé y ya no la volví a cargar. Un día, sin darme cuenta ella se hizo fuerte. Lo suficientemente fuerte para seguir adelante aunque estuviera cansada; lo suficientemente fuerte para calmar su propio dolor. Un día la bajé y ya no la volví a cargar. Un día sin darme cuenta, ella ya podía ver lo que yo podía ver. Ella podía ver por encima de la gente. Ella podía ver sin mi ayuda. Un día la bajé y ya no la volví a cargar. El día que la bajé, yo no sabía que sería el último. Había sido una rutina que hicimos miles de veces. Y lo cierto es que ella aún me necesita para guiarla a través de la vid