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AMOR PROPIO.


AMOR PROPIO.

Me dices que ya no soy la misma de antes pero que te quejas si tú me hiciste así, ahora te extraña mi forma de ser, pero antes ni te preocupabas, te daba lo mismo si comía o no, si me vestía o no, ahora no me vengas con esa estupidez de que ya no eres la misma, de que ya ni me prestas atención, cuando necesité de ti no estabas, cuando no dormía por esperarte no te importó, no sabías si estaba bien, si necesitaba algo, si andaba en mis días, si me sentía mal o simplemente por educación preguntaras que hice a dónde fui o como me veo con esta ropa que acabo de comprar, me corté el cabello, cambié de tinte, me pinté las uñas, hice todo lo necesario para que me voltearas a ver, cambié de zapatos y en las noches me vestí con la ropa más atrevida para complacerte, hice lo necesario caí en lo vulgar, cambié de labial, ni así fue suficiente para ti, ahora dices que he cambiado, dices que yo soy la mala y con tu poca imaginación que te cargas dices que a lo mejor ando con otro, no mi amor para cambiar no es necesario que llegue alguien, simplemente también la gente se cansa de dar todo por alguien que no da nada, a eso le llamo amor propio.

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UN DÍA BAJÉ A MI HIJA Y YA NUNCA LA VOLVÍ A CARGAR.

La cargué cuando se había lastimado. La cargué cuando estaba emocionada. La cargué cuando estaba cansada. La cargué cuando aún era demasiado pequeña para ver lo que yo podía ver. Y de pronto un día la bajé y ya no la volví a cargar. Un día, sin darme cuenta... ella se hizo grande. Demasiado grande para caber en mis brazos. Demasiado grande para descansar en mi. Un día la bajé y ya no la volví a cargar. Un día, sin darme cuenta ella se hizo fuerte. Lo suficientemente fuerte para seguir adelante aunque estuviera cansada; lo suficientemente fuerte para calmar su propio dolor. Un día la bajé y ya no la volví a cargar. Un día sin darme cuenta, ella ya podía ver lo que yo podía ver. Ella podía ver por encima de la gente. Ella podía ver sin mi ayuda. Un día la bajé y ya no la volví a cargar. El día que la bajé, yo no sabía que sería el último. Había sido una rutina que hicimos miles de veces. Y lo cierto es que ella aún me necesita para guiarla a través de la vid